Y es que tras ella estar comprometida con sus temas familiares el tiempo que hablában era muy corto, el aunque el teletrabajo lo entretenía no lograba avanzar.
La ansiedad, la falta de concentración y los problemas que los acecharon en todo el mes fueron detonantes para peleas, malos entendidos y desconfianzas.
Pero tras tener él una salida de emergencia pudieron coincidir, ambos sabían que no tenían mucho tiempo, así que había que improvisar.
Y es allí cuando comprendes que el amor va mucho más allá que el sexo, porque no importaba nada más que verse.
Estuvieron tan sincronizados que repitieron la rutina del viernes, decidieron desayunar juntos, al terminar de comer de una forma programada los temas que en la lejanía habían resuelto en peleas bastaron unos momentos para ponerse de acuerdo y solucionarlos.
Posiblemente se dirán que pareja tan irresponsable, en tiempos tan duros arriesgarse así, pero nadie sabe lo que sentían y lo reparadora que fue esa visita de una hora y media.
Y es increíble que 90 minutos exactos se la dósis perfecta para recarcar el corazón, para recordarte por qué amas a esa persona, para que sientas lo rico de un abrazo, o la magia de un beso asustado provocado por la paranoia y el distanciamiento social.
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